Siempre quise sumergirme en las tibias aguas de un paraíso. Atravesar el filo transparente de tu celda, que te mantiene lejos de mí.
Pero a veces mi alma no será tu recuerdo en una noche álgida.
Mis pensamientos envueltos en llamas, piden tu nombre en mi memoria.
Mis sentimientos; absolutas verdades, buscan acercarse hasta tu espacio, para resplandecer esa luz escondida en tus ojos.
Entonces, abro suavamente las puertas de tu mente, invocando seres que me hablan de tu impaciencia. Y yo, timidamente, me vuelco en palabras retraídas. Llamo al amor con voz agobiante, con súplicas de desconfianza.
Me desvanezco en el aire puro. Vuelo en la memoria que mortifica mi pesado y las horas que vendrán bajo los brazos del tiempo; de ese mismo que nos separó.
Y miro a la vida de reojo, buscándole la solución a las trampas que desampara.
Voy con miedo a encontrar tus miedos. Voy con la alegría de encontrar tus alegrías. Voy, simplemente porque vas. Porque necesito ir para encontrarte donde sea, pero encontrarte.
El mundo es uno, pero vos y yo no somos uno. Somos dos melodías antagónicas, objetos que buscan destino en la soledad. Somos el por qué de la risa de la vida.
Y así seguimos encubriendo nuestros errores que palpitan en las veredas cubiertas de frío.
Vos por tu lado, y yo por el mío. Vos con tu problema, y yo con la solución. Vos con las miradas, y yo con las sonrisas. Vos tan cerca, y yo tan lejos..
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