30 dic 2010

Sólo buscaba amor.

Sentada bajo un árbol deteriorado por el intenso frío que hacía ese día, esperaba algo que me ayude a salir del misterio que hallé en el fondo de sus ojos.
Tal vez, siempre que lo busqué nunca lo encontré. Y cada vez que deseé no buscarlo, lo encontré hasta en las esquinas olvidadas por todos.
En el déficit de la vida, sólo se necesitaba su sonrisa para descubrir que existían los colores que muchos no veían. Es decir, era la ilusión en una ciudad que se cansaba de ver un sol gris, buscando a las tormentas todos los días.
Era él. Una persona que se perdía en el aire con sólo ver su reflejo, en una calle donde el agua lograba colapsar sus veredas. 
Era el anhelo permanente que quedaba en el interior de un corazón cansado de latir. Las telas de araña que estaban en él buscaban la salida en el fondo de sus ojos tristes, para salir de esas crueles ambiciones que no esperaban su decisión para seguir.
Fueron pasando las estaciones y en su ventana sólo quedaban las hojas secas de un otoño que pasó, de unos meses vacíos de amor.
Cada noche se volvía más oscura y las penumbras que no alumbraban ni en su alma, recorrían su cuerpo provocando calambres en su mente.
Se olvidó de los demás. Sin embargo, en él quedaba el recuerdo de una vieja frase que un ser le dijo. "Nunca dejes de confiar en vos mismo,  la felicidad está en el camino". 
Y siempre, me acuerdo de todas las cosas que me contaba en esas esquinas que no las recorría nadie. Ni siquiera había árboles. Era como un túnel de las películas de terror. No podías encontrar más la salida en esas calles vacías donde el frío te recorría en las venas.
Y ahora, camina por ellas. Enciende un cigarrilo y sigue en la búsqueda de la felicidad como en aquella frase que sólo sonaba en su mente. 
Y yo, ya no busco esa adivinanza que estaba en su mirada. Ya lo comprendí.. él sólo buscaba amor...un poco de amor.

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